Dos mil veinte, dos mil vint, two thousand twenty, MMXX… da igual como se pronuncie o se escriba, 2020 está siendo un año atípico, muy peculiar. Estamos viviendo a nivel mundial, experiencias insólitas, nunca vistas para la mayoría de la población.

¿y el motivo?

COVID-19, si, ese «bicho»que se propaga tan rápidamente, dejando una huella imborrable en nuestras mentes.

También conocido como coronavirus (palabra que conocen hasta los más peques de la casa), es una enfermedad infecciosa que se originó en Wuhan (China) a finales de 2019. Por desgracia, actualmente se ha convertido en una pandemia.

Los síntomas más habituales son tos seca, fiebre y mucho cansancio, así como congestión nasal, dolor de cabeza, de garganta o bastante diarrea en algunas ocasiones.

Debido al alto riesgo que implica para un cierto sector de la población, es muy importante parar el contagio.

La OMS recomienda mantener unos rigurosos 2 metros de distancia entre personas. El motivo es que el principal canal de propagación, es a través de las gotículas respiratorias de la nariz o la boca de una persona infectada (al hablar, toser o estornudar).

¿qué implica todo esto?

Principalmente tenemos que evitar el contacto próximo entre personas, los abrazos, los besos, el apretón de manos… tarea difícil…

Estamos acostumbrados a las reuniones con amigos, celebraciones familiares, fiestas, eventos y sobretodo, en nuestro caso, gracias a la cultura mediterránea, nos gusta el contacto, somos muy muy sociables.

El ser humano está en continuo aprendizaje, somos capaces de adaptarnos a las situaciones, evolucionar… Así, estamos aprendiendo a ejercer el teletrabajo, a convertirnos en maestros para nuestros hijos o a ser expertos en tecnología… importante para conectar con nuestros seres queridos.

Pero todo esfuerzo tiene su recompensa. Todo esto pasará… tenemos esperanza, fuerza, energía y sobretodo muchas ganas de superar con buena nota este confinamiento. Todos tenemos que aportar nuestro granito de arena.

Como decía Alejandro Magno:

«Recuerda que de la conducta de cada uno depende el destino de todos»