Si aún no has oído hablar de los cátaros estás de suerte porque te vas a encontrar con una joya de la historia medieval y mucho más cerca de lo que crees.

Una de las ventajas de hacer turismo nacional es que conocemos verdaderamente los tesoros escondidos que tenemos en nuestro país o nuestra comunidad.

Viajar es de por sí enriquecedor. Pero si además vamos sabiendo el pasado histórico del lugar que recorremos, le sacaremos mucho más partido a nuestra visita y además, lo veremos con otros ojos.

¿Quiénes fueron los cátaros?

Los cátaros (puros en griego) o bons homes (buenos hombres) fueron los herejes más famosos del final de la Edad Media. Hostigados por la inquisición francesa realizaron un éxodo hacia el sur, atravesando los Pirineos y muchos de ellos encontraron refugio en Aragón, Cataluña y la Comunidad Valenciana aportándoles un legado muy preciado.

Los cátaros convivieron con los lugareños de entonces y vivieron un periodo de esplendor económico tras su llegada. Participaron de la economía, especialmente de la textil y ganadera y también hicieron grandes aportes artísticos y arquitectónicos.

Sus creencias

Para entender quiénes eran los cátaros o albigenses es preciso conocer sus creencias y ver en qué se diferenciaban de los cristianos oficiales. Los cátaros no reconocían la autoridad papal y decían ser los únicos que ponían en práctica las doctrinas evangélicas.

De hecho, señalaban a la Iglesia como a la Babilonia del Apocalipsis y rechazaban su legitimidad y la de sus prácticas. Y es que en aquellos momentos históricos de su surgimiento eran muy conocidos los casos de corrupción y de malas costumbres en la institución eclesiástica y por ello fue necesaria la reforma gregoriana.

Dentro de los cátaros también existían diferencias entre el clero regular y el secular. Los cátaros, hombres y mujeres dedicados a sus quehaceres, vivían con votos de pobreza, abstinencia y castidad por lo que sus casas eran una especie de monasterio laico.

El clero cátaro vivía en zonas rurales, a diferencia del clero católico, que prefería la cercanía a las cortes urbanas y a sus tentaciones.

Sin temor a la muerte

Una de las grandes hazañas cátaras, además de su resistencia frente a la Iglesia Católica, fue la asunción incólume de los castigos que la Inquisición les proporcionaba.

Tenemos documentos que atestiguan como los cátaros cantaban y se daban juntos las manos mientras iban a las hogueras que les esperaban como destino fatal. No temían a la muerte porque su fe era inmensa.

Morella y Sant Mateu, Hogar de Cátaros

Nuestro alojamiento se encuentra en el mismo corazón cátaro valenciano y es que diversas poblaciones de Els Ports y el Maestrat como Morella y  Sant Mateu fueron el hogar de muchos cátaros de la baja Edad Media.

Precisamente Morella lo fue del último cátaro, Guillem de Belibaste, quien afirmó en su famosa profecía que “Morella será la nueva Jerusalén”. Y es que los cátaros hablaban de un renacimiento cátaro que tendría lugar precisamente allí. En Morella, entre las callejuelas de la antigua judería y la Plaça dels Tarascons podremos apreciar los restos medievales por los que pasearon los últimos cátaros.

En el caso de Sant Mateu, fue el hogar de muchas familias occitanas expatriadas, como la familia Mauri de la que conservamos documentación. El paseo cerca de la muralla le ha dedicado una merecida conmemoración.

Zorita del Maestrat, Villafranca, Peñíscola, Catí o la misma Valencia y Castellón de la Plana son lugares emblemáticos del pasado cátaro.

Si vas a pasar unos días en nuestro alojamiento no puedes perderte visitar las callejuelas y los restos medievales del maestrazgo más cátaro.